Historia
de Uruguay
Cuando el territorio que hoy es parte de Uruguay fue avistado en 1516 por el explorador español Juan Díaz de Solís, estaba poblado por charrúas (cazadores nómades), chanaes (agricultores incipientes) y guaraníes (agricultores que dominaban la cerámica y la navegación ribereña).
Solís se internó en el Río de la Plata, al que llamó Mar Dulce. Los indígenas emboscaron y mataron a todos los miembros de la expedición.
La colonización española en el Río de la Plata fue tardía pues se consideraba a la región como «tierra de ningún provecho», al no tener las riquezas minerales de México y Perú. En 1611, el gobernador de Asunción, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), introdujo el ganado vacuno y equino que, gracias a las buenas pasturas y el clima, se reprodujo en gran escala. La región se conoció como la «Vaquería del Mar». La Compañía de Jesús comenzó en 1632 su expansión, desde Paraguay, hacia la margen oriental del Uruguay. A partir de 1667 se fundaron siete pueblos misioneros orientales.
En 1680 los portugueses fundaron frente a Buenos Aires, la Colonia do Sacramento. El poblado fue objeto durante mucho tiempo de disputas entre España y Portugal. La fundación de Montevideo (1724), único puerto natural del Río de la Plata, por parte del Gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala, tuvo su origen en la permanente lucha de ambas coronas por las fronteras.
En 1823, cuando Brasil se independizó de Portugal, la Banda Oriental se integró al nuevo reino bajo el nombre de «Provincia Cisplatina».
En 1825 se inició la segunda fase de la lucha por la independencia, ahora contra el Imperio de Brasil. El 25 de agosto se declaró la independencia y la voluntad de los orientales de unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
La diplomacia británica, interesada en que ambas orillas del Plata no fueran argentinas y en defensa de sus intereses comerciales, fomentó la creación de un pequeño estado en la región.
En 1903, asumió la presidencia el colorado José Batlle y Ordóñez, decidido a modernizar el estado. Un año más tarde tuvo lugar, liderada por el caudillo blanco Aparicio Saravia, la última revuelta rural. Saravia falleció durante el enfrentamiento y Batlle sentó las bases del Estado uruguayo moderno.
Las exportaciones uruguayas crecieron durante las dos guerras mundiales. La carne uruguaya y sus derivados fueron enviados a los Aliados y luego a las tropas estadounidenses que combatieron en Corea.
Los excedentes del comercio exterior dieron al país una sólida posición en divisas.
El primer gobierno blanco del siglo (1959) aceptó las recetas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), acelerando la recesión. El conflicto social se agudizó a partir de 1968, cuando el gobierno colorado de Jorge Pacheco Areco congeló los salarios y trató de frenar a los sindicatos.
Durante el período dictatorial aumentó la concentración de la riqueza en manos de corporaciones transnacionales, el salario real fue reducido a la mitad del existente antes de 1973 y la deuda externa llegó a 5.000 millones de dólares.
En 1980 el gobierno llamó a un plebiscito constitucional con el fin de institucionalizar el régimen autoritario. La derrota sufrida por el oficialismo marcó el inicio del fin de la dictadura.
El año 1983 vio el resurgimiento de las organizaciones sociales: la lucha contra el régimen se hizo abierta y ganó la calle.
Las elecciones de noviembre de 1984 se realizaron con partidos políticos y dirigentes proscriptos. En ellas triunfó la propuesta conservadora del candidato colorado Julio María Sanguinetti, que fue electo presidente. El nuevo gobierno restableció las libertades y derechos políticos y –atendiendo el reclamo popular– el Parlamento aprobó una ley que permitió la liberación de todos los pesos políticos.
En 1989 comenzó una política de «ajuste estructural» marcada por la desregulación del mercado. El gobierno firmó en secreto con el Banco Mundial un compromiso por el que obtuvo el aval para refinanciar la deuda con la banca privada internacional.
En las elecciones de 1994 Sanguinetti fue reelecto presidente, esta vez por escaso margen.
La crisis económica hizo aumentar la emigración. Se estimaba que unos 450 mil uruguayos, 13% de la población, vivía en el exterior. Los emigrantes eran principalmente jóvenes, de buen nivel educativo y calificación profesional. Esto agudizó el envejecimiento de la estructura demográfica del país.

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